Con el agua mineral hay que tener las ideas claras. Al igual que el vino, el agua mineral posee un componente cultural que trasciende al producto, consiguiendo transmitir multitud de sensaciones en el momento de su consumo. He conocido, por ejemplo, a algunas personas que me han comentado que asocian el sabor de determinadas marcas de agua a una zona geográfica concreta o a una especial época de sus vidas. También me he encontrado con otras que, siguiendo los pasos de un personaje histórico, han visitado el balneario en el que éste permaneció largas temporadas recuperándose de una cierta dolencia, con el fin de beber la misma agua y tratar de sentir en su boca el mismo sabor que aquel experimentó…
Pero dejando atrás esa cara más romántica del asunto, veo también que todavía hay mucha confusión y que queda aún mucho trabajo por hacer para educar tanto al consumidor doméstico como al más profesional acerca de un montón de aspectos relacionados con el agua mineral.Así, al final del comentario de Alfredo Selas se dice textualmente «Aguas artesianas, mineromedicinales, aromatizadas, etc., son denominaciones que no determinan sino el hecho de que son bebidas refrescantes”. Soy consciente de que este error se ha producido sin ninguna mala intención, pero es un error que no puedo pasar por alto.
Origen del agua mineromedicinal
En primer lugar, aclarar que “agua mineromedicinal” es una denominación que existe en la actualidad y que está asociada a los balnearios. Por cuestiones de armonización legislativa, y a pesar de que muchas de ellas obtuvieron en su momento dicha categoría, las aguas envasadas han dejado de utilizar esa denominación para utilizar principalmente la de “mineral natural”.
Con independencia de su denominación legal, estas aguas no pueden sufrir nunca ningún tipo de proceso, es decir, tienen que garantizar y mantener las mismas propiedades con las que se presentan en la naturaleza. Por ello, cualquier agua a la que se le añada un aroma de forma artificial jamás podrá llamarse agua mineral natural. Igualmente, el agua mineral natural jamás puede ser considerada un refresco. Son matices muy importantes y es necesario que tanto los profesionales del sector del agua envasada. Como los profesionales del sector de la Hostelería y Restauración hagamos un esfuerzo extra para evitar confundir al consumidor.
Trabajando para tener ideas claras: malentendidos en ámbitos especializados
Desgraciadamente, estos malentendidos se producen también en ámbitos más especializados, como son el médico y el científico. Leo, por ejemplo, un artículo firmado por el doctor Francisco Maraver, presidente del Instituto de Investigación Agua y Salud, en la revista Medicina Clínica. En el que contesta a un colega suyo para aclarar por qué el agua mineral nunca puede compararse con el agua del grifo. Espero que este artículo haya servido para que este colega tenga ahora las cosas más claras…
Queda todavía mucho trabajo por hacer para poder situar al agua mineral en el lugar que le corresponde. En esta tarea estamos, pero somos conscientes de que para conseguirlo necesitamos la ayuda de todos. De los sumilleres, de los médicos, de los medios de comunicación e, incluso, de los político. Estos a veces olvidan lo que es y lo que representa, también desde un punto de vista social, el agua mineral.
¡¡¡Hasta Pronto!!!